lunes, 8 de diciembre de 2008

Los últimos pataleos del Pepe S

Los últimos pataleos del Pepe

LAS LUCES DE TOMÉ O LA MALDICIÓN DE DARWIN RODRIGUEZ SOBRE LOS ENTOMECINADOS (A PROPOSITO DE LA QUIEBRA DE PAÑOS BELLAVISTA OVEJA TOMÉ)







La llegada a Tomé es alucinante, sobretodo si uno viene con una pena con pinta de cimitarra y mejor aún si es de noche.

El inicio de la bajada por el caracol nos devela un montón de lucecitas que, en aquellos años, hacían abrigar las buenas esperanzas de lo desconocido y lo aún no nacido. Así, en cierto día de Abril, su humilde servidor llegó a la Tomecina ciudad.

El tiempo ha pasado y aún resuenan los acordes (con las disculpas a Baglieto) de la frase lanzada a boca de jarro por el poetaescritorinventadordehistorias tomecino Darwin Rodríguez en alguna etílica noche en el Negro Bueno, El Yate Chico, El Jacques Cousteau… (la verdad debe de haber sido en alguno, en cualquiera o en todos esos bares al mismo tiempo); “No seas huevón Pepe, tu ya eres un ENTOMECINADO, y eso no se te va a pasar nunca”. Mis risotadas deben haberse escuchado en el mismito Dichato ya que el Pepe en cuestión se pensabase muy otro y muy al margen de esas emocionalidades, dignas de señorita de rosa vestido…. “Nica Chico, soy un montón de huesos con nombre y apellido, pero sin patria”, Eso dije.

El tiempo siguió pasale que pasale y con sus horas el mundo comenzó a llenarse de gente, gente que miraba al mar y que se negaba a darle la espalda, gente con alma de poeta, gente que me enseñó sobre Alfonso Alcalde y su tipo de poeta maldito marginal chileno, gente que recordaba un pasado en que en sus calles “se veían las mejores pintas de Chile”, gentes que aún se encontraban en su pequeña plaza, a conversar, a mirar a los cabros chicos jugar o simplemente a intentar seguir alguna chica de tanguero caminar, en fin gente parrandera, inventadoras de historias, gustosa del vino y convencida de que la cultura es una huevá sobre la que aún vale la pena pensar y que la amistad aún existe, eso empecé a aprender en Tomé.

La vida siguió su espiralozo caminar, y la mía se me llenó de más gente aún, pero ahora con nombre, se me metieron los Claudios (y sus conversas eternas), las Monas (y su mezcla de chica linda y pata mala de puerto) , Los Patos (y su amistad de otros tiempos), los Darwineses (y el misterio de cómo un chicoco cojo y pelao podía tener aquellas minas), los Gatos Freak (y su juventud eterna), Las Seidis (y el misterio de cómo una vieja puede ser tan, pero tan rica), las Glorias (y su europea sabiduría), también de Poetas Brasileros merecedores de una que otra patada por el culo, gallinas parlantes y bueno, tanta otra gente con nombres que por mi escuálido cerebro o por decisión propia no puedo escribir aquí, eso seguí aprendiendo en Tomé.

El tiempo siguió “orale que me caigo”, y el que suscribe debió emigrar de los aires marinos tomecinos a otros derroteros, siempre silbando alguna canción, pero ahora con una pena del porte y con el filo de un facón rioplatense. Y –cosa extraña- con las palabras del señor Rodríguez rondando los malos augurios (“… nunca se deja de ser entomecinado”), eso me pasó a mi.

Y justito ahora me entero que la emblemática Fabrica de textiles Bellavista Oveja-Tomé (extrañamente vinculada a mi colchagüina infancia a causa de las labores comerciales de mi inmigrante familia) ha quebrado a causa de quizás que evatar neoliberalozo y pulpo del empresariado (ese que ni siquiera vive en Tomé), dejando a 750 familias en plena calle (o playa según sea el caso). Ese empresariado comerciante, sin raigambre a la tierra, ni interés alguno en las gentes ya sean de Tomé, Lota o cualquier otro pueblo alejado de las transantiaguescas decisiones.

Ese empresariado al que le importa un huevo el pasado de principal puerto de granos en los tiempos de la fiebre de oro californiana, Murieta incluido (Visitar Cerro California en Tomé), el surgimiento de las primeras mutuales obreras, y el incipiente inicio de la industria textil chilena allá por el año 1865, total para eso están las reconversiones y las flexibilidades laborales y las putas que los parieron.

No tengo mucho más que agregar sino solo solidaridad y agradecimiento para el Althome y sobre todo a sus gentes, total sepan ustedes que la Florencia esté donde esté, cuando los profesores le preguntan de donde es ella, aún dice: “SOY TOMECINA”.

JOSÉ MIGUEL MORAL BRAVO.

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